Cuidados para la dermatitis atópica

Qué es la dermatitis atópica

La dermatitis atópica es una enfermedad de la piel que varia en su apariencia y localización según la edad en la que se desarrolle. Suele pasar en pieles más reactivas y personas con una respuesta inmunitaria alterada.

Suele relacionarse con la infancia, pero la dermatitis atópica no siempre desaparece,  en muchos casos suele, además se influencia por la genética y el ambiente.

Es una enfermedad inflamatoria, es decir, que la piel suele reaccionar e inflamarse.

Podremos verlo por la aparición de mucho picor, rojeces y eczema característico.

Qué pasa en la piel atópica

En la dermatitis atópica hay falta de protección porque el manto hidrolipídico de la piel se ve debilitado o disminuido.

La enfermedad suele aparecer por brotes y tiene tendencia a cronificar, a ello se le suelen asociar alergias alimentarias, por que se recomienda en líneas generales la restricción temporal del trigo, la leche de vaca, los huevos y las nueces.

Cómo se desarrolla:

-    La piel está seca y sensible.

-    La piel pica y produce ganas de rascarse.

-    Le aparecen eczemas característicos (enrojecimiento, inflamación y descamación).

-    Hay más riesgo a padecer infecciones y sobreinfecciones.

Aunque no seamos conscientes, la piel nos protege constantemente de agresiones externas como lesiones, alérgenos, partículas, cambios de temperatura... y de esto se encarga en parte esta capa de nuestra piel tan importante, el manto hidrolipídico.

Sin ella, no tendríamos protección.

El cuidado de la piel atópica

Hay que evitar los productos que puedan irritar la piel como los jabones y baños excesivos. Será mas indicado usar un jabón de pH mas ácido o sin detergente y que contenga lípidos, como ácidos grasos. Los baños y las duchas habrán de ser breves y con el agua tibia, a temperatura controlada entre 35 y 37ºC. Al terminar el baño: secar bien la piel con una toalla suave a golpecitos.

Así como el jabón, los detergentes también irritan al entrar en contacto con la piel. Puede ayudar el aclarar bien la ropa después del lavado y evitar el uso de suavizantes.
Los cambios de temperatura: el calor y el frio en exceso pueden aumentar la irritación y la sequedad de la piel.
El sudor puede empeorar el estado de la piel, y habrá que evitar la ropa de lana o sintética no transpirable.
El estado de ánimo afecta directamente al estado de la piel, ya que en muchos casos es el reflejo de lo que sucede en nuestro interior. El estrés puede afectarnos e influir en la inmunidad, y si baja, tenemos más riesgo a padecer infecciones o brotes.

Qué cremas usar

En zonas no irritadas, de irritación leve o de mantenimiento

Es muy, muy importante la hidratación.

Se pueden usar cremas, lociones o emulsiones muy emolientes, sobretodo en los 3 minutos siguientes al baño, ya que la absorción de la crema será mucho mayor.

En zonas muy irritadas

Habremos de aplicar, a demás de las cremas habituales, cremas intensivas. Estas cremas son muy emolientes, especialmente pensadas para pieles muy secas, o incluso, en brote. Al ser tan emolientes, restauran la barrera cutánea, y además contienen activos que alivian el picor y la irritación.

En estadios de brote intensivo y cuando hay herida

Es posible que necesitemos una emulsión, recetada por el pediatra, que contenga corticoide o antiinflamatorio.

Esperamos que estos consejos os ayuden a identificar y tratar la piel, tanto en el mantenimiento como en momentos de brote.

Para cualquier duda, podéis venir a visitarnos a la farmacia.

¡Aquí os esperamos!

Farmacia M. Blasco :)

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