La diabetes mellitus, comúnmente conocida como diabetes, es una enfermedad metabólica crónica donde se presentan niveles elevados de glucosa (azúcar) en sangre durante un periodo de tiempo prolongado. A esto le llamamos hiperglucemia. Esto se da porque la producción de la hormona encargada de regular esta glucosa en sangre, la insulina, no funciona bien. Esta hormona ayuda a que la glucosa penetre en las células para producir energía.
Esta hiperglucemia sostenida en el tiempo es una de las enfermedades crónicas más comunes del mundo, y puede darnos problemas, sobretodo si está asociada a otras patologías o factores de riesgo, como:
· La hipertensión arterial
· La obesidad
· El colesterol elevado
· El sedentarismo o actividad física baja
· Antecedentes familiares
· La edad
De ahí la importancia de llevar una dieta sana y equilibrada, controlando la ingesta de azúcares, alimentos procesados, harinas refinadas y grasas animales. Junto a una buena alimentación, también hay que llevar una vida activa y evitar la vida sedentaria.
Hay dos tipos de diabetes:
La diabetes mellitus tipo 1 (DM1): El páncreas no produce insulina. No hay secreción de insulina, por lo que aumenta la glucosa en sangre. Es más frecuente en niños y adultos jóvenes, aunque puede aparecer a cualquier edad.
La diabetes mellitus tipo 2 (DM2): La más común, suele aparecer en adultos mayores y con antecedentes familiares o sobrepeso. Si que hay secreción de insulina, pero existe lo que se conoce como una resistencia a la insulina por parte de las células.
Una manera de controlar los niveles de azúcar en sangre es mediante un análisis de sangre rutinario, o una sencilla prueba de punción de dedo en la farmacia. És una manera muy fácil y rápida de detectarla.
En general, se considera que hay que prestar atención e ir al médico a comprobar nuestro estado de glucemia cuando hay un resultado superior a 126mg/dl en ayunas, o superior a 200mg/dl después de alguna ingesta o de manera aleatoria.
Si existe una hiperglucemia continua, habrá que intentar bajar los niveles de azúcar en sangre, para evitar complicaciones a largo plazo.
Existen síntomas asociados a la hiperglucemia que podemos vigilar, y en caso de sospecha, siempre debemos acudir al farmacéutico para realizar un test preliminar y derivar al médico en caso necesario, o al médico directamente para estudiar el caso más a fondo.
Algunos de ellos son:
Infecciones frecuentes, llagas y cicatrización lenta
Visión borrosa
Sensación de sed continua
Aumento de la micción (ganas de orinar)
Aumento del hambre
Fatiga
Pérdida de peso inesperada
Hormigueo o entumecimiento de las manos y los pies
Encías rojas e inflamadas
El tratamiento de la diabetes mellitus depende del caso particular y de si se trata de una DM1 o DM2.
La DM1 usa como tratamiento la inyección subcutánea de insulina.
La DM2 suele iniciarse con antidiabéticos orales, combinación de éstos y en casos no controlados, se puede complementar también con inyección subcutánea de insulina.
És muy importante entender como se aplica la insulina, que aguja usar y dónde aplicarla. También es importante llevar un buen control de las dosis para evitar la hiperglucemia o la hipoglucemia.
En la hiperglucemia: tendremos los síntomas descritos anteriormente (ganas de orinar, boca seca, infecciones recurrentes...). Estos síntomas no serán súbitos, habremos de medir los niveles de azúcar y suministrar insulina. Si los niveles de azúcar son muy elevados habrá que visitar al médico.
En la hipoglucemia (niveles de azúcar de menos de 70mg/dl) los síntomas son: palpitaciones, hambre, temblores, hormigueo, sudor frío, dolor de cabeza y ansiedad o irritabilidad. En una hipoglucemia leve, podremos ingerir rápidamente alimentos con azúcar de absorción rápida como una bebida azucarada. En niveles graves (como problemas de la consciencia) habrá que administrar glucagón y llamar al médico de urgencias.
La diabetes es una enfermedad que requiere constante seguimiento.
Si necesitas ayuda o para cualquier duda, acude a la farmacia más cercana y te ayudamos :)